Luego de estar en Orlando, llegué a Lima. Fueron días relativamente tranquilos, aunque interrumpidos con algún ocasional correo desde Santiago para pedirme alguna cosa en el trabajo. Después de haber disfutado la gastronomía local y notar, con mucho gusto, que la gente (y no sólo los militares) comienza a celebrar las Fiestas Patrias, tuve que regresarme a mi actual ubicación para terminar lo que vine a hacer.
Cada vez que voy para Lima tengo la impresión de que el tiempo está pasando rápido, y lo difícil que será, en muchos casos, mantener mis vínculos con mis amigos y conocidos. Conforme pasan los meses uno se acostumbra a estar lejos de tu grupo, y tu grupo también se acostumbra a que tu estás lejos. Poco a poco cada quien comienza a asimilar que el otro no regresará o que sus visitas serán breves. Ya me lo decía una persona que estudió 4 años fuera: "yo trataba de mantener el contacto con mis amigos, regresaba todos los años a mi país, pero es muy difícil...". Recién llevo por aquí un año y estoy notando que realmente no es sencillo... más no imposible.
Es probable que yo no regrese a establecerme definitivamente en Lima por un buen tiempo, o quizá nunca más. Sin embargo, siempre trataré de darme esas escapadas de 4 o 5 días que hasta ahora he venido haciendo.
viernes, 27 de julio de 2007
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