Hace un año, también me la pasé viajando. Esta vez iba del clima relativamente templado de Lima a el frío de Santiago. En anteriores ocasiones he hablado de mi estado de ánimo en ese entonces y cómo logré superarlo en gran medida. En un año aprendí varias cosas (además de economía), algunas importantes y otras no tanto:
1. El tiempo cura los resentimientos.
2. Conforme pasan los meses, la importancia de los chismes de los amigos y conocidos de tu país de origen va disminuyendo hasta llegar incluso a mirarlos con indiferencia.
3. Esto contrasta con cierta nostalgia hacia lo que dejaste atrás... es raro.
4. Esa nostalgia se relaciona con querer hacer algo importante por tu país luego de aprender cosas fuera.
5. Bañarse con agua helada a menos de 10 grados de temperatura afuera puede ser una experiencia intensa.
6. Puedes pasar una semana (o más) sin tender tu cama y no pasará nada serio.
7. Lo mismo con caminar descalzo... no te resfrías.
8. Las cucharas de plástico se pueden derretir si las dejas junto al fuego.
9. El arroz puede saltar como pop corn si lo dejas en la sartén.
10. No es recomendable pasar a limpio una tarea la noche anterior a la fecha de entrega.
11. Aprender a medir tus tiempos en una nueva ciudad no es tarea de un día.
12. Lo mismo en cuanto a aprender a protegerse del frío.
13. Puedes aprender y apreciar otro tipo de música que en tu lugar de origen te parecía decadente.
14. Lo mismo con ciertos tipos de comida.
15. Debes aprender a hablar de tal forma que todos te entiendan bien, no me refiero a la entonación, sino al vocabulario.
Bueno, y como dije antes también aprendí economía... aunque sé que al final eso no será tan relevante como las otras cosas que aprendí.
jueves, 19 de julio de 2007
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