Dentro de una semana se acaban las vacaciones y vuelvo a clases. La verdad que el tiempo se ha pasado bastante rápido. Es curioso que el tiempo parece correr más rápido conforme uno va creciendo. Recuerdo que cuando era pequeño los días parecían no tener fin... cuando llegaba al colegio las horas eran interminables hasta el recreo y luego hasta la hora de salida. En la universidad la cuestión comenzó a acelerarse un poco más... pero a partir de mi entrada al mundo laboral el tiempo parece correr cada vez más rápido. Los días y semanas pasan casi sin que me de cuenta... ¿a qué se deberá?. A esto, es más de un mes desde que volví a Santiago.
La semana pasada me fui a Mendoza por segunda vez (la primera fue en diciembre). Me gusta ese sitio, sobre todo por el aire relajado que tiene comparado con otras ciudades más grandes. Las calles llenas de árboles ayudan a mitigar un poco el calor que se siente por esta época del año, aunque en la cordillera, en la ruta a Chile hacía mucho más frío que la otra vez. Incluso llegó a caer un poco de nieve. Por primera vez en mi vida vi caer nieve (era un poquito, pero igual cuenta), la cogí, hice una bolita y la tiré mismo niño de 8 años.... jejeje. Esa sensación compensó con creces todo el viaje.
Si todo sale bien, el miércoles parto a Buenos Aires, tomándome unos días de descanso antes de comenzar clases. Aunque en realidad creo que el descanso será relativo pues me han dejado una tarea con plazo de entrega para el lunes. No importa, tendré que desplegar toda mi capacidad para terminarla antes de irme... sino, caballero a llevarme la laptop.
sábado, 24 de febrero de 2007
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