Ayer comenzó oficialmente el invierno. Por estas latitudes la gente anda más abrigada que de costumbre, con paraguas en mano y de pronto para en alguna esquina a comer su sopaipilla.
Pero cuando llueve, la gente de pronto se refugia en sus casas y las calles se despueblan salvo por algunos masoquistas o necesitados que deben salir o quizá desean regresar a sus casas lo más rápido posible. El caso es que llevo aqui ya regular tiempo... y hasta ahora el maldito paraguas se me sigue volteando cada vez que llueve y el viento sopla con fuerza (de hecho ya se me rompió uno el año pasado)... En mi desesperada búsqueda por que ello no volviera a sucederme y repetir un espectáculo decadente mientras trato de acomodar el paraguas en su posición original y termino empapado, encontré las "normas de protocolo y etiqueta para llevar un paraguas".
De tan interesante lectura, descubrí que debo ceder el paraguas a las personas mayores, sacudirlo antes de entrar al metro o una micro, no abrirlo dentro de una casa y que debo llevarlo cual lanza de caballero con la punta hacia abajo cuando camine por la calle si es que no quiero sacarle el ojo a un eventual transeunte. Luego de haber aprendido tantas cosas innecesarias que como cuando se lee Cosmopolitan (o la interesantísima revista "Tú"), decidí cerrar el navegador y seguir meditando en la forma de que no se voltee la próxima vez que llueva y corra viento. Ya van tres horas y aun no encuentro la forma... la pregunta es... ¿algún día lograré usarlo como se debe? Los mantendré informados.
viernes, 22 de junio de 2007
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