domingo, 22 de abril de 2007

Dicotomía

Cuando uno deja su país de origen se va acostumbrando a la nueva realidad. Poco a poco va aprendiendo las costumbres del nuevo sitio, vive en carne propia los problemas del habitante promedio, le importan las noticas locales y se inserta progresivamente en la nueva sociedad. Sin embargo, conforme pasa el tiempo uno se va desligando del sitio de origen, sin querer queriendo (como diría el Chavo). Cuando me refiero a desligarse no quiero decir que repudie las costumbres del Perú y me ponga a bailar cueca... sino que uno va perdiendo los lazos que te unían con la gente de por allá. Pasado un tiempo la gente se acostumbra a tu ausencia, y tú a la de ellos. Puedes extrañarlos eso sí, y ellos a ti, pero al fin de cuentas extrañando no vas a lograr nada ni aparecer repentinamente en Lima (o ellos/as en Santiago). Igual disfruto de una inca cola o un seco de res... pero las últimas veces que estuve en Lima ya no era lo mismo. Es bonito estar con la familia y amigos, pero en realidad uno se siente distinto. Quizá sea el hecho que me he acostumbrado a vivir (casi) solo, o que me sienta turista en el sitio donde viví más de 20 años... quien sabe. Por lo que he podido conversar y leer, este proceso es irreversible y te genera como una dicotomía: extrañas estar ahí, pero cuando llegas no te llegas a adaptar completamente.
Por mis indagaciones en el ciberespacio, sé que no soy el único que pasa por esto... lo que no sé es si la gente que se sienta como yo sea la mayoría. Por lo menos entre los otros peruanos que estudian conmigo soy el único bicho raro. Ellos juran que se sentirán felices de vuelta en suelo patrio. O a lo mejor se autoengañan.

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